COMO ATERRIZÓ MEL TURPIN EN ZARAGOZA

Enorme jugador por su tamaño y por su voracidad alimenticia. Devoraba las hamburguesas como si fueran pipas peladas, de ahí su mote. tuve la suerte por mi edad de poder disfrutar de aquel fantástico CAI Zaragoza con Zeravica de entrenador, los hermanos Arcega, Indio Dïaz, Zapata, Raúl Capablo, Quique Andreu y Pete Myers primero y Leon Wood a partir de la 5ª jornada.

Corría el verano de 1988 cuando se gestó en los despachos de Utah Jazz la operación que iba a dar con Turpin en España. En el draft del 87 Utah seleccionó en primera ronda a un puertorriqueño ya con cierta edad (24) para ser universitario que había completado 4 años buenos en Oregón y que al encontrarse con gente como Mark Iavaroni o Thurl Bailey en el roster de Utah, la franquicia decidió mandarlo a Europa un año para foguearse o, más bien, quitarse de enmedio competencia en su posición de 4 ya que buscaban facturar a Iavaroni y desplazar a Bailey a su mejor posición, la de sexto hombre. Así fué como José "Piculín" Ortiz llegó a Zaragoza.

Terminado el año Utah recuperó a Piculín para ponerlo en el 5 inicial y en contrapartida mandó a Zaragoza a Mel Turpin, que no había terminado de cuajar en Utah por la excesiva competencia en su puesto ya que tenía por delante a Mark Eaton (mítico taponador blanco de más de 2.20) y al archiconocido Darryl "Gorilla" Dawkins. A ello se le unían los celos que su físico despertaba en su entrenador Frank Layden que en referencia a Turpin declaró en el anuncio de su traspaso.

"Aquí no hay más gordo que yo y Mel debería saberlo".

                                                  

En Zaragoza ese año habían decidido gastarse sus dineros. José Luís Rubio encabezaba el proyecto del C.B. Helios y la Caja Inmaculada había aumentado su aportación a las arcas del equipo. Ficharon al prometedor Quique Andreu al Finisterre Lliria, abriendo un camino que no mucho tiempo después seguiría el genial Salva Guardia. Subieron a Santi Aldama al primer equipo (2.12), otro gigante canterano al igual que el malogrado Rafael Martínez Sansegundo. Francisco Javier Zapata se consolidaba como alternativa a Fernando Arcega en la posición de 3 alto y José Angel Arcega y Raúl Capablo completaban un backcourt criado en las inferiores del club. La continuidad de Ranko Zeravica fué clave para la rápida evolución de los jóvenes canteranos maños y, con dinero fresco se decidió apostar por otro tipo de americanos.

La temporada anterior complementó a Piculín Ortiz otro jugador americano que había llegado a España a la 1ª B vía Tenerife, Lemone Lampley. Un 2.07 delgado y saltarín que se divertía hundiendo todo lo que pescaba cerca del aro. Fué una gran pareja, pero algo imberbe por lo que decidieron aplicar la fórmula italiana de dos dinosaurios NBA. La cagaron con Pete Myers, no por que no fuera buen jugador, sino porque no era lo que buscaban. Era un escolta defensivo en la NBA y penetrador con buen físico (2.00). Pero al llegar a Europa se convirtió en tirador, pero en uno de esos que tiran, tiran... y tiran. Duró 4 jornadas hasta que un descarte de no se qué equipo puso a tiro a un tipo que no llegaba al 1.90, que ya había participado en algún All Star Game en el concurso de triples y ¡¡¡jugó con Jordan, Ewing, Mullin y cía en los juegos de Los Angeles 84!!!. Lo ficharon sin dudarlo y junto con Turpin se puede calificar como la primera pareja de dinosaurios en el basket ACB fuera de Barcelona o Madrid, entendiendo como dinosaurios no al tocho armario sino a los jugadores que podrían seguir en NBA.

No ganaron nada, pero la fórmula gustó y los nacionales del CAI consiguieron dar un salto de calidad importantísimo y algunos maduraron rápidamente. La temporada siguiente se intentó repetir fórmula con otros protagonistas como Mark Davis y Alexander Belostenny (otra Copa), Mitchell J.J. Anderson y el mostrenco Cozell McQueen... pero sin Ranko Zeravica al mando de la nave ya no sería lo mismo.

Autor: Quique Chust

@quiquechust