sábado, 7 de diciembre de 2013

Y Kyle Korver entró en la historia de la NBA.


Kyle Korver, el alero con el número 26 de Atlanta Hawks, batió, esta noche, (en el partido que enfrentaba a su equipo Hawks-Cavs) el record de la NBA en partidos consecutivos de Temporada Regular anotando al menos un triple. De momento el récord lo deja en 90, y digo que de momento porque todo hace pensar que el jugador seguirá algunos partidos más anotando triples a tenor de su buena forma actual. Sucede a Dana Barros que ostentaba el récord anterior  con 89. El base anotó al menos un triple en un partido desde el 23/12/1994 (cuando jugaba en Sixers) hasta el 10/01/1996 (cuando defendía la camiseta de Boston). Kyle lleva anotando al menos un triple desde el 04-11-2012 (73 partidos) al 07/12/2013 (17). Impresionantes registros. Este record sólo tiene en cuenta los partidos de temporada regular, ya que Kyle en la temporada 12/13 en playoffs (Pacers 4 – Hawks 2), no logró anotar ningún triple en el 6º partido que supuso la eliminación de su equipo.
Los porcentajes de Kyle en estos 90 partidos en el lanzamiento de 3 puntos es simplemente espectacular, 235/499 un 47,09%. No hay que olvidar que el jugador está situado en el 26º puesto en la clasificación histórica de triples convertidos (1369/3245 – 42,2%)  Nowitzki.

A continuación, os resumiré la carrera baloncestística del jugador, desde sus inicios hasta la actualidad:
Kyle Kover (@KyleKorver) nació el 17/03/1981 en Lakewood (California). Estudió en Pella (Iowa) en High School para pasar a los 18 años a estudiar en la Universidad de Creighton. Allí estuvo 4 temporadas con unos muy buenos números: 14,1 puntos 5,2 rebotes y 2,3 asistencias, dando muestras de que su fuerte era el tiro de 3 puntos, lograría en los 128 partidos que jugaría en la universidad un  45,3% de acierto en Tiros de 3 puntos.
                                               
Korver en 76ers: Temp. 03/04 – 04/05 – 05/06 – 06/07 – 07/08 (25 partidos)

En la temporada 2003/2004 es elegido en el puesto 51 del draft de 2003 (el de Lebron, Milicic, Carmelo, Bosh) por New Jersey Nets que automáticamente lo traspasan a los 76ers. La primera temporada de Kyle en Philadelphia  76ers fue de adaptación a la liga, jugando poco más de 10 minutos por encuentro. Durante las 3 siguientes temporadas ya alcanzó un protagonista mayor, llegando a jugar casi 30 minutos por partido y jugando en bastantes encuentros de titular. La llegada de Maurice Cheeks como entrenador de los 76ers hizo que Kyle perdiera importancia y peso en el equipo. A mitad de la temporada 2007/2008 es traspasado a Utah. Con los 76ers sólo logró entrar en playoffs una temporada, la 2004/2005 cayendo en primera ronda por 4-1 frente a los Pistons.
Partidos jugados / 5I: 337/101. 26,9min-10,5pts-3,2reb-1,6asist-0,8rob-0,3tap
%TC: 41,8% – %T3: 40,9% – %TL: 88%. Salario máximo (temp 06/07: 4.018.182$)
                                       

Korver en Utah: Temp 07/08 (50 partidos) – 08/09 – 09/10
En diciembre de 2007, el jugador es traspasado a Utah por Goran Giricek. Las 2 temporadas y media que el jugador pasa en Utah, disminuyen sus minutos en pista y no tiene opción alguna de jugar en el quinteto de inicio. La aportación del jugador es inferior que en su etapa anterior, aunque suele ser el 6º/7º jugador junto a Kirilenko. Con Utah disputó una semifinal de conferencia en la temporada 07/08 (4-1 perdieron frente a Lakers), para caer en la temporada siguiente, otra vez frente a los Lakers en primera ronda y volver a repetir en la 09/10 con Lakers en semifinal de conferencia (4-0).Fue en la temporada
Partidos jugados / 5I: 180/2. 21,7min-8,7pts-2,6reb-1,6asist-0,5rob-0,4tap
%TC: 46,1% – %T3: 41,6% – %TL: 87,9%. Salario Máximo (temp 09/10: 5.155.115$)

                               
Korver en Chicago: Temp. 10/11 – 11/12
En Julio de 2010 el jugador ingresa en la disciplina de Chicago. Allí junto a los Rose, Noah, Deng, Bogans, Boozer, Gibson… Kyle era el sexto hombre. El equipo en su primer año llegó a jugar una final de conferencia contra Miami (4-1) para caer en primera ronda el segundo año contra los 76ers (4-2).
Partidos jugados / 5I: 147/7. 21,2min-8,2pts-2,1reb-1,6asist-0,5rob-0,2tap
%TC: 43,3% – %T3: 42,5% – %TL: 86,3%. Salario Máximo (temp. 11/12: 5.000.000$).
                   
Korver en Atlanta: Temp. 12/13 – 13/14
En verano de 2012, el jugador es traspasado a Atlanta, en su primera temporada juega un gran número de partidos de titular, siendo el 4º jugador del equipo del Estado de Georgia en minutos totales, su rendimiento asciende considerablemente. Esta primera temporada en el equipo se puede considerar muy positiva, teniendo una digna temporada regular, que acabó con la eliminación en primera ronda de play-offs contra Indiana (4-2). En verano de 2013 y siendo el jugador agente libre, los Hawks le ponen encima de la mesa un contrato de 4 años y 24.000.000$ que Kyle acepta.
Partidos jugados / 5I: 91/77. 31,1min-11,2pts-4reb-2,1asist-1rob-0,3tap
%TC: 47,3% – %T3: 46,7% – %TL: 87,2%. Salario Máximo (Temp 13/14) : 6.796.563$)
                 
El record anotador de Kyle es de 31 puntos, que consiguió en dos ocasiones:
-El 21/02/07 en un 76ers 104 – NYK 84.
-El 04/02/06 en un Bucks 111 – 76ers 116.
Y el record de triples convertidos en un partido por el jugador es 8, el 25/01/13 en un Hawks 123 – Celtics 111.
En definitiva, puedo asegurar que nos encontramos con uno de los mejores tiradores de la NBA actual, jugador muy alto para ser un gran lanzador pero enormemente efectivo, físico y que ayuda en rebote y asistencias, y que pese a que la defensa sea su punto más débil, creo que ha mejorado ostensiblemente esta faceta con los años.
Os dejo a continuación la gráfica de tiros del jugador en lo que va de temporada actual (13/14) que deja bien claro el jugador al que nos estamos refiriendo. Vía: nba.com

Autor: Jesús M. Morales. @jesus8233

‘Pistol’ Pete Maravich: El ilusionista sin corazón (II)


La etapa universitaria de Pistol Pete Maravich fue la más deslumbrante que pueda uno recordar. Algo irreal. Pura fantasía. Ir a sus partidos era cómo ir a una función cuyo título era siempre el mismo: El más difícil todavía.

Mientras nuestro ilusionista seguía hechizando al respetable en Broughton, un viejo zorro trazaba un plan para reclutarlo. Jim Corbett, el director del área deportiva de Louisiana State University (LSU), amante empedernido del baloncesto quería dar un golpe de efecto en una Universidad, Ciudad, Estado en el que el baloncesto no tenía especial relevancia. Corbett sabía que tenía pocas posibilidades de reclutar a Maravich, por el que se pegaban todas las universidades, pero sí podía contratar a su padre y que este se encargará del resto. Un astuto plan, de un viejo zorro que salió a la perfección.

A razón de 15.000$ por temporada, Petar Press Maravich se convertía en entrenador de LSU. Reclutó a su hijo, casi a la fuerza. Así rezaba la carta de reclutamiento: “Si no firmas esto, no vuelvas a pisar mi casa”. Maravich firmó. No quedaba más remedio, además, que hay más bonito que una familia unida. Mientras se desarrollaban estos hechos cabe imaginarse cómo se esbozaba una sonrisa en la cara del viejo zorro de Corbett en su despacho.

Al fin y al cabo, LSU no estaba tan mal. Situada en Baton Rouge, segunda ciudad de Louisiana después de New Orleans, era una ciudad tranquila con mayoría de ciudadanos blancos y con un clima agradable, aunque quizá demasiado húmedo para ese ‘pelo pantene que lucía nuestro mago.

Situados y contextualizados los protagonistas sólo cabe decir… ¡Que empiece el espectáculo!

¡Y cómo empezó! 50 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias, firmó nuestro ilusionista en su primer partido. Durante aquel primer año como freshman, Maravich no bajó en ningún partido de 30 puntos. Pero la anotación no era lo importante, a él lo que más le gustaba era deleitar a los asistentes con su función, ya saben, ‘El más difícil todavía’. Superarse en cada asistencia, en cada dribling… ese era su verdadero ímpetu. Durante aquel primer año el solito fue atrayendo a más y más espectadores, a los que deleitaba con trucos circenses. Ahora la ves ahora no la ves, pase por la espalda, por debajo de las piernas… Caderas rotas, tobillos hechos añicos.

¿Éste es el hijo del entrenador? ¿Qué le ha dado de comer? ¿De dónde ha salido? ¿Es esto siquiera posible? Se escuchaba en las gradas, aderezado con una buena ración de exclamaciones - Oh!!, Olé que se hubiera escuchado en España - y los aplausos correspondientes. Que gran año para Pete. Aquel delgado chaval que apenas se relacionaba con los demás, era ahora aclamado como un mesías. Dicen que durante aquella temporada todavía no se contabilizaban las estadísticas totales en NCAA, aún así se asegura, se asevera, se garantiza e incluso se ratifica que la media de Maravich aquel año fue de 43,6 con tope de 66 frente a los Hawks de Baton Rouge. No hacía falta tanto, todos nos lo creemos. Y en un despacho, ya saben de un viejo zorro que no le cabía la sonrisa en la cara.

Nueva temporada, nuevos rivales pero lo mismo de siempre. Ya saben, ‘El más difícil todavía’. En su primer partido 48 puntos, seguido por otro en él que Maravich no estuvo demasiado inspirado: 42 puntos (por debajo de su media), y un tercero con 51.
 LSU se colocó cómodamente con un 10-3 y Maravich en su nivel, 44 puntos por partido sin forzar la chistera. La fama que le consagraba, que había convertido a John McKeithen – el Gobernador – en un aficionado más, le hizo el blanco de innumerables faltas de sus rivales, las más leves podrían hoy catalogarse como flagrantes. No dudaban en golpear, agarrar o empujar para que el crack de Pensylvania no hiciera de las suyas, no hace falta insistir en que no surtían demasiado efecto, pero el físico de Maravich se fue disolviendo cómo un azucarillo, en apenas media temporada ya había perdido más de 5 kilogramos. Acabó su año sophomore con 43,8 puntos, pero lo importante fue su fama a nivel nacional. No se vendían más abonos, ya no había espacio para todos, a partir de entonces el espectáculo de Pete Maravich, ya saben, ‘El más difícil todavía’, colgó para los próximos años el no hay billetes. Cartel que colgaba antes de cada espectáculo, con gran alegría y regocijo nuestro entrañable viejo amigo Corbett.



                                    

En su siguiente año Maravich comenzó promediando más de 47 puntos por partido, ya no sólo llenaba el estadio en los partidos, la gente se agolpaba para verle entrenar. Su chistera no tenía fondo. Y a la hora de desenfundar era el más certero, 44,2 puntos de media está temporada, ni el mismísimo Jonh Wayne podría haber competido con tan hábil tirador. Sus canastas desde más allá del triple a una mano eran una pequeña ración que servía en su espectáculo, sus compañeros observaban atónitos las humillaciones que infligía a sus rivales, mientras se preguntaban si aquel desgarbado muchacho no habría venido de otro planeta, o incluso, si practicaban el mismo deporte. Relatan las crónicas que en el último partido se dedicó a hacer de las suyas en Georgia, tal fue la exhibición que ofreció que las personas que asistieron bajaron a felicitarle.

No hubo record que se resistiera a su excelsa muñeca: El de más puntos en sus temporadas sophomore y junior (Oscar Robertson, 1962), después el de anotación en la historia de LSU (Bob Pettit, 1972), y posteriormente el de más puntos en dos temporadas NCAA seguidas (Elvin Hayes 2070).

Llegó su año senior, el último que podía disputar cómo universitario y sólo le quedaba una cosa por conseguir, alcanzar el título. La chistera seguía funcionando a pleno rendimiento, empezó el año con una media por encima de los 50 puntos. Actuaciones memorables que terminaban con Maravich saliendo a hombros cómo Curro de la Monumental.  Las estrategias para detener a Pistol rayaban lo impensable, desde flotarle como hizo Carnesseca, o incluso, como cuenta Javi Gancedo en un partido ante Loyola en el que su defensor le palpó el trasero todo el partido y hasta le dio un beso en el cuello. Desbordante ingenio, desde luego, el de los entrenadores rivales.

Fue frente a Ole Miss cuando Maravich supero el record anotador en la NCAA en poder de Oscar Robertson. Los asistentes saltaron en tromba a la cancha parando el partido que se reanudo más tarde. De nuevo el genio volvió a salir en hombros.

Sus últimos partidos fueron en el Garden, invitada LSU al NIT que se disputaba en Nueva York. Pistol condujo al LSU a la final, pero serían arrollados por Marquette. Un sueño roto.

La exitosa carrera del ilusionista más famoso de este deporte no se detuvo ahí, aunque eso será para más adelante. Para la eternidad sus récords de 3667 puntos en tres años en el equipo senior de LSU y sus 44.5 puntos de media. Todo aquello sin línea de 3 puntos, con ella advierten los estudios realizados, ya se sabe del afán de los americanos por estudiarlo todo, habría alcanzado los 57 puntos por partido. Pongan el calificativo que deseen ante semejante cifra. En LSU cuando se les acabaron los adjetivos, que fue bastante pronto, decidieron construir un pabellón con su nombre y en su honor: Pete Maravich Assembly Center. Otra gran virtud americana, no sólo lo estudian todo sino que les gusta hacer todo a lo grande. Pero lo más importante de aquellas cifras fue como las logró… Porque quizás todo aquello no fue más que una ilusión, porque aquellos números y aquella manera de jugar era irreal... Aunque claro, al fin y al cabo en eso consiste la magia, en conseguir que lo irreal se convierta en real.


                                




Pedro Ruiz                   Puedes seguirme en Twitter: @pedritoRiaza