Era un domingo soleado en
Nueva York con una temperatura agradable, en torno a los 16 ºC, que
invitaba a los ciudadanos neoyorquinos a pasear por Central Park.
Otros, por el contrario, preferían pasear por la quinta avenida
mientras decidían que harían aquella tarde. Era 7 de mayo de 1995 y
los New York Knicks jugaban el primer partido de semifinales de
conferencia contra Indiana. Como alguno ya habrá recordado al oír
esa fecha, se acercaba sigilosamente sobre el vetusto Madison Square
Garden una pesadilla, corta de tan solo 16 segundos, pero que
encumbraría a su brazo ejecutor a la eternidad. Reggie Miller con 8
puntos en tan sólo 16 segundos silenciaría el recinto deportivo con
más solera del basket mundial.
Antes de contar aquel delirio es justo recordar al mejor jugador que se ha enfundado la elástica de los Pacers, Reginald Wayne Miller. Nació el 24 de agosto de 1965 en Riverside, California, hasta su llegada a la universidad el pequeño Reggie era más conocido por los logros baloncestísticos de su hermana Cheryl que por los suyos propios. Cheryl es considerada una de las mejores jugadoras de baloncesto de la historia, sirve de ejemplo los 105 puntos que anotó en un partido de High School. “De raza le viene al galgo”, Reggie ingresó en la prestigiosa universidad de UCLA donde fue superando a todos los que se le ponían por delante, durante sus años universitarios se convirtió en el segundo máximo anotador de la historia de la universidad, sólo superado por Lewis Alcindor (Karim Abdul Jabbar). Con promedios muy por encima de los 20 puntos Miller se apuntó al draft de 1987, Donnie Walsh lo eligió en el puesto número 11, en lo que fue una decisión como mínimo controvertida y polémica, puesto que la afición de Indiana espera que se eligiese a Steve Alford, proveniente de Indiana State. La decisión, más que acertada, le costo bastantes pitos a Walsh… El destino a veces le gusta ser caprichoso, y ese alero que nadie quería se convertiría durante las siguientes 18 temporadas en la imagen más venerada por parte de los seguidores Pacers, además de ser el jugador con más partidos en una misma franquicia (logro que sería superado por la singular pareja de Utah, Stockton y Malone).
Antes de contar aquel delirio es justo recordar al mejor jugador que se ha enfundado la elástica de los Pacers, Reginald Wayne Miller. Nació el 24 de agosto de 1965 en Riverside, California, hasta su llegada a la universidad el pequeño Reggie era más conocido por los logros baloncestísticos de su hermana Cheryl que por los suyos propios. Cheryl es considerada una de las mejores jugadoras de baloncesto de la historia, sirve de ejemplo los 105 puntos que anotó en un partido de High School. “De raza le viene al galgo”, Reggie ingresó en la prestigiosa universidad de UCLA donde fue superando a todos los que se le ponían por delante, durante sus años universitarios se convirtió en el segundo máximo anotador de la historia de la universidad, sólo superado por Lewis Alcindor (Karim Abdul Jabbar). Con promedios muy por encima de los 20 puntos Miller se apuntó al draft de 1987, Donnie Walsh lo eligió en el puesto número 11, en lo que fue una decisión como mínimo controvertida y polémica, puesto que la afición de Indiana espera que se eligiese a Steve Alford, proveniente de Indiana State. La decisión, más que acertada, le costo bastantes pitos a Walsh… El destino a veces le gusta ser caprichoso, y ese alero que nadie quería se convertiría durante las siguientes 18 temporadas en la imagen más venerada por parte de los seguidores Pacers, además de ser el jugador con más partidos en una misma franquicia (logro que sería superado por la singular pareja de Utah, Stockton y Malone).
Para ser sinceros, Reggie
Miller siempre fue un espigado y delgado alero, con una imagen de
fragilidad, pero con una de las muñecas más extraordinarias de toda
la historia de la NBA. Está en el primer puesto de casi todos los
apartados estadísticos que que reflejan la suerte desde más allá
de los siete metros, algunos superados recientemente por otro
prodigio como Ray Allen. A modo de ejemplo, una curiosa anécdota que
protagonizó durante su carrera Miller, y es que estableció un
record en jugadas de 4 puntos con un total de 24. Reggie de pequeño
supero unas deformaciones en sus pies por las que tenía que andar
con unas prótesis, convirtiéndose en la reencarnación real del
héroe de la pantalla Forest Gump. Con perseverancia y su talento se
convirtió en un jugador infalible en sus famosas suspensiones, con
un tiro bastante heterodoxo, en el que parece que se golpea
una mano con la otra, pero tan efectivo como la más exacta mecánica.
Volvamos al Madison, que
debemos reconocer, es una tierra fértil para verdaderas orgías
anotadoras, aunque por aquel entonces existía una fe ciega en el
equipo del engominado Pat Riley, y sobre todo en su brutal defensa (a
veces parecía que el único objetivo del equipo era defender sin
más). Sin ir más lejos la temporada pasada los Knickerbockers
eliminaron a Indiana en las finales de conferencia, aunque el
bueno de Reggie ya les hizo tragar mucha saliva cuando en
el quinto partido anota la friolera de 25 puntos en el último cuarto
para un total de 39, fue en ese partido cuando Miller hace el famoso
gesto del ahogo con las dos manos al incondicional Spike Lee. Reggie
Miller quería redimirse de aquella eliminación, una cosa en su
cabeza… ¡Venganza!
Todo nos sitúa de nuevo
en el Madison, primer partido de conferencia con los Knicks seis
puntos arriba y pelota para Indiana… Todo pasa muy deprisa, una
pequeña alucinación, una breve y corta pesadilla. Para no perder
detalle lo mejor será desgranarlo paso a paso:
- El electrónico refleja 105-99 a favor de los Knicks, a falta de 18,7 segundos. Mark Jackson sacará de banda desde el lado izquierdo de la cancha, los jugadores comienzan a moverse de manera frenética. Reggie Miller avanza hacía la banda y tras un bloqueo y dejar atrás a su par John Starks recibe el balón, se perfila y suelta el triple que por supuesto entra. Da igual que llevara 1/5 en triples hasta ese momento, ni lo pensó, jugadores como Miller ven el aro muy grande en momentos en los que a otros se les hace pequeños.
- Faltan 16,4 segundos, 105-102. Tras el triple, Anthony Mason se dispone a sacar de banda, el destinatario Greg Anthony resbala ante la presión del mismo Miller, Mason ya ha iniciado el movimiento y no puede dar marcha atrás y termina sacando sobre el alero de Indiana. Aquí llega el momento más sorprendente de aquellos maravillosos segundos, Reggie en vede anotar una canasta fácil sale corriendo hasta situarse en el triple, y vuelve a soltar la bomba… Dentro el triple y el Madison entero se lleva las manos a la cabeza, nadie se lo podía creer.
- 13,2 segundos. Starks recibe el balón y casi seguido llega la falta de Derric Mckey, al Madison aún le quedaba sufrir más… Starks falla sus dos tiros, aunque Ewing recoge el rebote y recibe falta, falla el segundo tiro y el rebote lo coge Miller.
- 9,8 segundos. Reggie Miller va a al tiro libre, es su momento, el momento de acabar a lo grande ese partido y terminar de callar a aquellos que llamaban granjeros a los de Indiana. Anota el primero y aunque no ha lanzado el segundo sabe de sobra lo que va a ocurrir, anota su segundo tiro y culmina su hazaña.
Reggie
Miller se ganó a lo largo de su carrera la denominación de clutch,
nunca se escondía cuando había que asumir responsabilidades sino
que le pregunten a Jordan cuando en el sexto partido entre Chicago e
Indiana le mete un triple en su cara con la bocina marcando el final
del partido. Un verdadero crack, que ha visto como entraba en el Hall
of Fame en abril de 2012 y que ya vio como su dorsal 31 fue retirado
en su equipo de siempre, los Indiana Pacers.
Autor: Pedro Ruiz
@PedritoRiaza
Tiempo de Miller, tiempo de un killer... UNBELIEVABLE!!
ResponderEliminar@Cuevas21