Terminada
la Copa ACB, curso baloncestístico 2012-2013, llega el momento de
las conclusiones. La principal es que éste nuestro deporte permanece
alive
and kicking,
de hecho hasta podría decirse que el nivel visto en cuanto a juego
ha sido bastante superior al que por regla general se nos tenía
acostumbrados en los últimos tiempos. Xavi Pascual, paradigma del
pizarrismo sobre cualquier otro factor, ha logrado sacar de su
pizarra un baloncesto por momentos espectacular con más mérito si
cabe debido a la poca y justificada capacidad de aportación de su
explosivo actor principal.
Valencia
llegaba como favorito a la par con Bilbao para alcanzar el techo por
su lado del cuadro y cumplió. Gran Canaria desalojó por la fuerza a
los chicos de Gorka y en semis, un cóctel del desgaste en cuartos
removido, no agitado con la asfixiante defensa valenciana, dejaba una
final tan mediterránea como inédita para la tarde del domingo.
Hasta
el descanso el partido final tuvo mucha historia. Un Valencia venido
arriba físicamente lograba contener al monstruo y llevarlo al
límite. Pero a la vuelta de vestuarios sucedió lo de siempre, la
desconexión naranja. Es un mal que afecta a este equipo desde hace
tiempo y que habrá que empezar a identificar como marca de la casa.
Da igual qué entrenador esté o qué jugadores compongan el roster,
esta circunstancia parece estar por encima de todos ellos. Tan solo
en alguna ocasión a Pesic no se le apareció este fantasma, o sus
métodos le metieron el miedo debajo de la sábana, vaya usted a
saber...
La
facilidad de dispersión de esta plantilla queda muchas veces en un
segundo plano por la gran calidad de sus componentes, que termina por
compensar sobradamente esos cinco minutos de ausencias que en la
mayoría de ocasiones tienen lugar coincidiendo con el regreso a
pista tras el descanso. El problema viene cuando la calidad no es
suficiente porque el de enfrente va con un nivel igual o mayor que el
tuyo, bien técnico como ayer o bien físico como la última salida a
la República Checa. Circunstancia que convierte la salida a Riga en
fundamental para conseguir el objetivo, que no es otro que okupar
la Casa Bertomeu al menos la temporada que viene. Una casa donde no
se saben bienvenidos.
Para
llegar ahí hay que solucionar varias cosas, compensar plantilla,
centrarla y hacer un exhaustivo trabajo de preparación mental para
evitar conjurar innecesariamente al Espíritu de los Descansos
Futuros. Para compensarla hace falta un alero tirador, SF, aspecto
sobre el que Toni Muedra, secretario técnico del club, me consta
está trabajando a destajo. El era partidario de mantener a Brad
Newley en plantilla. No se le hizo caso y desde el club se apostó
por Marko Keselj. Apuesta que no salió bien. Cierto sector crítico
en Valencia ha defendido siempre la teoría de que el club no quería
traer treses de gran nivel para no ensombrecer a Víctor Claver. Ya
no importa, Víctor es pasado. Gelabale un buen parche que fue bonito
mientras duró. Ahora quedan Pietrus, que es un cuatro y Kelati, que
es un dos para parchear una posición que a fecha de hoy está
huérfana.
Capítulo
aparte para Kelati. Junto con Rafa Martínez puede formar la mejor
pareja de escoltas defensivos de toda Europa. Juntos en cancha han
protagonizado auténticas exhibiciones de trabajo atrás.
Relevándose, su par estaba muerto. Hoy no se puede decir lo mismo.
Rafa no termina de recuperar ese punto físico de más que le hacía
marcar diferencias siendo técnicamente inferior a la mayoría de
escoltas de élite. Confío en que lo haga, por él no va a quedar.
Es el capitán y rara vez deja de justificar esos galones. El eritreo
es otra cuestión. Es un tío que necesita confianza para desarrollar
su ataque. No la tuvo en Málaga pero dejó destellos de lo que era
capaz de hacer. Aquí, antes de irse a Rusia, demostró ser mucho más
que un tirador. Se destapó con un repertorio de penetraciones y
recursos inéditos en Málaga, me da que no por culpa suya, y una
capacidad física atrás que le permitía jugar de tres sin apenas
dificultad. Se marchó al Khimki con un gran contrato y un pasaporte
comunitario debajo del brazo. Volvió esta temporada. Cuando empezaba
a entrar en dinámica, la lesión. Se recuperó bien. Pero cuando
empezaba a jugar como siempre, llegó la oferta del Barcelona. Es de
entender que Valencia no diera facilidades para negociar. No podía
permitirse desprenderse del jugador y, a diferencia de Baskonia,
tiene a quién recurrir en caso de necesidad económica. Por dinero
no iba a salir y no salió. No sé hasta qué punto tendrá que ver
el traspaso frustrado, pero es un hecho que coincidiendo en el tiempo
con la frustrada operación, Kelati ha pegado un bajón digno de
estudio. En esta Copa no ha jugado suelto en ataque en ningún
momento y lo que me resulta más complicado de digerir, en defensa no
ha sido capaz de sujetar a nadie. Bases, escoltas y aleros contrarios
se iban de él cuando les daba la gana. Por momentos ha sido
sonrojante, dejando el -7 de valoración en la final como un simple
dato anecdótico. Fichen o no a otro alero, a Kelati hay que
recuperarlo para la causa. Ni siquiera Valencia Basket puede
permitirse que la cosa siga así. De no haberse producido la oferta
catalana, no tendría ninguna duda sobre el jugador, pero es tan
coincidente... Por el bien del Valencia Basket espero que el jugador
afectado no llegue nunca a enterarse del interés real manifestado
por el mismo club hace poco más de una semana y que no ha
trascendido en prensa. De mi boca nada saldrá.
@quiquechust
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