Esta frase se suele utilizar cuando algo muy atractivo sobre el papel hay que plasmarlo en la realidad, el dicho en cuestión se le podemos aplicar a los Los Angeles Lakers de esta temporada que comienza, porque leyendo su roster tienen un gran quinteto titular con grandes jugadores y grandes nombres, en este caso suelen coincidir las dos cosas, pero hagamos un poco de memoria.
En la temporada pasada un tanto peculiar y conflictiva con su comienzo retrasado al día de Navidad, el equipo angelino tiene nuevo entrenador Mike Brown, no está Lamar Odom y con Pau Gasol y Bynum envueltos en traspasos de rumores hasta el mes de febrero van pasando por la corta y comprimida Regular Season 2011-2012 con pena ni gloria acabando con un record de 41 victorias y 25 derrotas, llegan los playoffs y vencen con más apuros de los esperados a los Nuggets y en semifinales de Conferencia Oeste los espera un joven, físico y hambriento equipo de Oklahoma City Thunder que los pasa por encima ganándolos 4-1 y después de la debacle QUÉ.
Verano 2012, los jefes de los despachos de Lakers no se quedan quietos porque no pueden hacerlo, en la ciudad más glamurosa y de más cartón piedra de la historia, no pueden tener un equipo de primera línea dando tumbos y con unos Clippers apretando desde atrás, pues ha reinventarse, siguiendo con el mismo técnico lo que a mi entender es un error, dudo mucho que Mike Brown esté capacitado para llevar una nave con tanto talento y tanto ego.
El primero en incorporarse es un Steve Nash en busca del ansiado anillo, con 38 años y una espalda dándole problemas desde hace varias temporadas, decide hacer el trayecto desde Phoenix a la soleada California y diciendo no a los Raptors que querían repatriarle, este fichaje no ha debido sentar muy bien a los seguidores de la ciudad de Arizona, aún quedaba por llegar un gran cambalache muy típico de NBA un megatraspaso a cuatro bandas que deja a Dwight Howard en el Staples Center y manda a Bynum al estado de Pensilvania, añadiéndose a la plantilla otro ilustre veterano Antawn Jamison, ahora comienza lo bueno.
¿Qu es lo bueno?, pues consiste sencillamente en encajar a las dos estrellas que han llegado más lo que ya había, que era bastante, en hacer funcionar un quinteto que suena muy bonito, Nash, Bryant, Artest, Pau y Superman, a fecha de la concepción de este humilde artículo los Lakers llevan un registro de cero victorias y diez derrotas, cierto que ocho de ellas se han producido en pretemporada que en NBA la pretemporada sirve para poco o muy poco, algunos problemas que surgen en ataque, uno muy claro es que falta balón para tantas manos, Bryant quiere su cuota de gloria, ser el capitán de este barco y su escasa capacidad de doblar el balón cuando se vea agobiado creará más de un problema en el vestuario, Howard dudo mucho que se limite a rebotear y taponar cuando está entrenando para crecer como jugador ofensivo, Nash no absorberá muchos tiros, pero el base canadiense se enfrenta a otro problema añadido en los Suns de correr y tirar es el mejor base para ese tipo de juego pero los Lakers y no van a jugar así y eso limita le convierte a un jugador distinto al que estamos acostumbrados a ver los últimos ocho años, mejor dicho a un jugador peor y sobre todo Pau se adaptará al nuevo rol porque comprende mejor el juego y es el jugador más inteligente de todos, pero ¿Y atrás?.
Lo bueno viene atrás cuando haya que bajar el culo y defender con solo Metta World Peace con una disposición defensiva innata, con Nash que nunca ha sido un gran defensor y ahora con la edad y sus lesiones de espalda dudo que se convierta en el nuevo Eric Snow, Pau defensivamente tampoco es un ogro, puede ayudar pero hasta cierto punto, Bryant y Howard cierto que son dos buenos defensores, con entradas en los mejores quintetos defensivos de la temporada, pero hasta ahora estaban acostumbrados a que esa defensa dura y consistente la aplicaban en determinados momentos puesto que eran las estrellas del equipo.
En definitiva, que los seguidores angelinos de este lado del charco estamos ilusionados con esta pléyade de nombres y talento como no podía ser de otra forma, pero tenemos miedo a llevarnos una decepción como la del 2004 con los cuatro fantásticos (Bryant, O’Neal, Malone y Payton) que cayeron en la final ante un equipo con todas las letras los Pistons de Larry Brown y su quinteto ya legendario, sin contar con el que está al mando del banquillo púrpura que no se a ustedes pero a mí no me da ninguna garantía, esperando a ver los resultados y que me equivoqué recuerden la vida puede ser maravillosa y con Basket lo aún más.
Autor: Andrés J. Núñez
@Andrs13
Paciencia con los de Oro y Purpura
ResponderEliminar