sábado, 7 de diciembre de 2013

Y Kyle Korver entró en la historia de la NBA.


Kyle Korver, el alero con el número 26 de Atlanta Hawks, batió, esta noche, (en el partido que enfrentaba a su equipo Hawks-Cavs) el record de la NBA en partidos consecutivos de Temporada Regular anotando al menos un triple. De momento el récord lo deja en 90, y digo que de momento porque todo hace pensar que el jugador seguirá algunos partidos más anotando triples a tenor de su buena forma actual. Sucede a Dana Barros que ostentaba el récord anterior  con 89. El base anotó al menos un triple en un partido desde el 23/12/1994 (cuando jugaba en Sixers) hasta el 10/01/1996 (cuando defendía la camiseta de Boston). Kyle lleva anotando al menos un triple desde el 04-11-2012 (73 partidos) al 07/12/2013 (17). Impresionantes registros. Este record sólo tiene en cuenta los partidos de temporada regular, ya que Kyle en la temporada 12/13 en playoffs (Pacers 4 – Hawks 2), no logró anotar ningún triple en el 6º partido que supuso la eliminación de su equipo.
Los porcentajes de Kyle en estos 90 partidos en el lanzamiento de 3 puntos es simplemente espectacular, 235/499 un 47,09%. No hay que olvidar que el jugador está situado en el 26º puesto en la clasificación histórica de triples convertidos (1369/3245 – 42,2%)  Nowitzki.

A continuación, os resumiré la carrera baloncestística del jugador, desde sus inicios hasta la actualidad:
Kyle Kover (@KyleKorver) nació el 17/03/1981 en Lakewood (California). Estudió en Pella (Iowa) en High School para pasar a los 18 años a estudiar en la Universidad de Creighton. Allí estuvo 4 temporadas con unos muy buenos números: 14,1 puntos 5,2 rebotes y 2,3 asistencias, dando muestras de que su fuerte era el tiro de 3 puntos, lograría en los 128 partidos que jugaría en la universidad un  45,3% de acierto en Tiros de 3 puntos.
                                               
Korver en 76ers: Temp. 03/04 – 04/05 – 05/06 – 06/07 – 07/08 (25 partidos)

En la temporada 2003/2004 es elegido en el puesto 51 del draft de 2003 (el de Lebron, Milicic, Carmelo, Bosh) por New Jersey Nets que automáticamente lo traspasan a los 76ers. La primera temporada de Kyle en Philadelphia  76ers fue de adaptación a la liga, jugando poco más de 10 minutos por encuentro. Durante las 3 siguientes temporadas ya alcanzó un protagonista mayor, llegando a jugar casi 30 minutos por partido y jugando en bastantes encuentros de titular. La llegada de Maurice Cheeks como entrenador de los 76ers hizo que Kyle perdiera importancia y peso en el equipo. A mitad de la temporada 2007/2008 es traspasado a Utah. Con los 76ers sólo logró entrar en playoffs una temporada, la 2004/2005 cayendo en primera ronda por 4-1 frente a los Pistons.
Partidos jugados / 5I: 337/101. 26,9min-10,5pts-3,2reb-1,6asist-0,8rob-0,3tap
%TC: 41,8% – %T3: 40,9% – %TL: 88%. Salario máximo (temp 06/07: 4.018.182$)
                                       

Korver en Utah: Temp 07/08 (50 partidos) – 08/09 – 09/10
En diciembre de 2007, el jugador es traspasado a Utah por Goran Giricek. Las 2 temporadas y media que el jugador pasa en Utah, disminuyen sus minutos en pista y no tiene opción alguna de jugar en el quinteto de inicio. La aportación del jugador es inferior que en su etapa anterior, aunque suele ser el 6º/7º jugador junto a Kirilenko. Con Utah disputó una semifinal de conferencia en la temporada 07/08 (4-1 perdieron frente a Lakers), para caer en la temporada siguiente, otra vez frente a los Lakers en primera ronda y volver a repetir en la 09/10 con Lakers en semifinal de conferencia (4-0).Fue en la temporada
Partidos jugados / 5I: 180/2. 21,7min-8,7pts-2,6reb-1,6asist-0,5rob-0,4tap
%TC: 46,1% – %T3: 41,6% – %TL: 87,9%. Salario Máximo (temp 09/10: 5.155.115$)

                               
Korver en Chicago: Temp. 10/11 – 11/12
En Julio de 2010 el jugador ingresa en la disciplina de Chicago. Allí junto a los Rose, Noah, Deng, Bogans, Boozer, Gibson… Kyle era el sexto hombre. El equipo en su primer año llegó a jugar una final de conferencia contra Miami (4-1) para caer en primera ronda el segundo año contra los 76ers (4-2).
Partidos jugados / 5I: 147/7. 21,2min-8,2pts-2,1reb-1,6asist-0,5rob-0,2tap
%TC: 43,3% – %T3: 42,5% – %TL: 86,3%. Salario Máximo (temp. 11/12: 5.000.000$).
                   
Korver en Atlanta: Temp. 12/13 – 13/14
En verano de 2012, el jugador es traspasado a Atlanta, en su primera temporada juega un gran número de partidos de titular, siendo el 4º jugador del equipo del Estado de Georgia en minutos totales, su rendimiento asciende considerablemente. Esta primera temporada en el equipo se puede considerar muy positiva, teniendo una digna temporada regular, que acabó con la eliminación en primera ronda de play-offs contra Indiana (4-2). En verano de 2013 y siendo el jugador agente libre, los Hawks le ponen encima de la mesa un contrato de 4 años y 24.000.000$ que Kyle acepta.
Partidos jugados / 5I: 91/77. 31,1min-11,2pts-4reb-2,1asist-1rob-0,3tap
%TC: 47,3% – %T3: 46,7% – %TL: 87,2%. Salario Máximo (Temp 13/14) : 6.796.563$)
                 
El record anotador de Kyle es de 31 puntos, que consiguió en dos ocasiones:
-El 21/02/07 en un 76ers 104 – NYK 84.
-El 04/02/06 en un Bucks 111 – 76ers 116.
Y el record de triples convertidos en un partido por el jugador es 8, el 25/01/13 en un Hawks 123 – Celtics 111.
En definitiva, puedo asegurar que nos encontramos con uno de los mejores tiradores de la NBA actual, jugador muy alto para ser un gran lanzador pero enormemente efectivo, físico y que ayuda en rebote y asistencias, y que pese a que la defensa sea su punto más débil, creo que ha mejorado ostensiblemente esta faceta con los años.
Os dejo a continuación la gráfica de tiros del jugador en lo que va de temporada actual (13/14) que deja bien claro el jugador al que nos estamos refiriendo. Vía: nba.com

Autor: Jesús M. Morales. @jesus8233

‘Pistol’ Pete Maravich: El ilusionista sin corazón (II)


La etapa universitaria de Pistol Pete Maravich fue la más deslumbrante que pueda uno recordar. Algo irreal. Pura fantasía. Ir a sus partidos era cómo ir a una función cuyo título era siempre el mismo: El más difícil todavía.

Mientras nuestro ilusionista seguía hechizando al respetable en Broughton, un viejo zorro trazaba un plan para reclutarlo. Jim Corbett, el director del área deportiva de Louisiana State University (LSU), amante empedernido del baloncesto quería dar un golpe de efecto en una Universidad, Ciudad, Estado en el que el baloncesto no tenía especial relevancia. Corbett sabía que tenía pocas posibilidades de reclutar a Maravich, por el que se pegaban todas las universidades, pero sí podía contratar a su padre y que este se encargará del resto. Un astuto plan, de un viejo zorro que salió a la perfección.

A razón de 15.000$ por temporada, Petar Press Maravich se convertía en entrenador de LSU. Reclutó a su hijo, casi a la fuerza. Así rezaba la carta de reclutamiento: “Si no firmas esto, no vuelvas a pisar mi casa”. Maravich firmó. No quedaba más remedio, además, que hay más bonito que una familia unida. Mientras se desarrollaban estos hechos cabe imaginarse cómo se esbozaba una sonrisa en la cara del viejo zorro de Corbett en su despacho.

Al fin y al cabo, LSU no estaba tan mal. Situada en Baton Rouge, segunda ciudad de Louisiana después de New Orleans, era una ciudad tranquila con mayoría de ciudadanos blancos y con un clima agradable, aunque quizá demasiado húmedo para ese ‘pelo pantene que lucía nuestro mago.

Situados y contextualizados los protagonistas sólo cabe decir… ¡Que empiece el espectáculo!

¡Y cómo empezó! 50 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias, firmó nuestro ilusionista en su primer partido. Durante aquel primer año como freshman, Maravich no bajó en ningún partido de 30 puntos. Pero la anotación no era lo importante, a él lo que más le gustaba era deleitar a los asistentes con su función, ya saben, ‘El más difícil todavía’. Superarse en cada asistencia, en cada dribling… ese era su verdadero ímpetu. Durante aquel primer año el solito fue atrayendo a más y más espectadores, a los que deleitaba con trucos circenses. Ahora la ves ahora no la ves, pase por la espalda, por debajo de las piernas… Caderas rotas, tobillos hechos añicos.

¿Éste es el hijo del entrenador? ¿Qué le ha dado de comer? ¿De dónde ha salido? ¿Es esto siquiera posible? Se escuchaba en las gradas, aderezado con una buena ración de exclamaciones - Oh!!, Olé que se hubiera escuchado en España - y los aplausos correspondientes. Que gran año para Pete. Aquel delgado chaval que apenas se relacionaba con los demás, era ahora aclamado como un mesías. Dicen que durante aquella temporada todavía no se contabilizaban las estadísticas totales en NCAA, aún así se asegura, se asevera, se garantiza e incluso se ratifica que la media de Maravich aquel año fue de 43,6 con tope de 66 frente a los Hawks de Baton Rouge. No hacía falta tanto, todos nos lo creemos. Y en un despacho, ya saben de un viejo zorro que no le cabía la sonrisa en la cara.

Nueva temporada, nuevos rivales pero lo mismo de siempre. Ya saben, ‘El más difícil todavía’. En su primer partido 48 puntos, seguido por otro en él que Maravich no estuvo demasiado inspirado: 42 puntos (por debajo de su media), y un tercero con 51.
 LSU se colocó cómodamente con un 10-3 y Maravich en su nivel, 44 puntos por partido sin forzar la chistera. La fama que le consagraba, que había convertido a John McKeithen – el Gobernador – en un aficionado más, le hizo el blanco de innumerables faltas de sus rivales, las más leves podrían hoy catalogarse como flagrantes. No dudaban en golpear, agarrar o empujar para que el crack de Pensylvania no hiciera de las suyas, no hace falta insistir en que no surtían demasiado efecto, pero el físico de Maravich se fue disolviendo cómo un azucarillo, en apenas media temporada ya había perdido más de 5 kilogramos. Acabó su año sophomore con 43,8 puntos, pero lo importante fue su fama a nivel nacional. No se vendían más abonos, ya no había espacio para todos, a partir de entonces el espectáculo de Pete Maravich, ya saben, ‘El más difícil todavía’, colgó para los próximos años el no hay billetes. Cartel que colgaba antes de cada espectáculo, con gran alegría y regocijo nuestro entrañable viejo amigo Corbett.



                                    

En su siguiente año Maravich comenzó promediando más de 47 puntos por partido, ya no sólo llenaba el estadio en los partidos, la gente se agolpaba para verle entrenar. Su chistera no tenía fondo. Y a la hora de desenfundar era el más certero, 44,2 puntos de media está temporada, ni el mismísimo Jonh Wayne podría haber competido con tan hábil tirador. Sus canastas desde más allá del triple a una mano eran una pequeña ración que servía en su espectáculo, sus compañeros observaban atónitos las humillaciones que infligía a sus rivales, mientras se preguntaban si aquel desgarbado muchacho no habría venido de otro planeta, o incluso, si practicaban el mismo deporte. Relatan las crónicas que en el último partido se dedicó a hacer de las suyas en Georgia, tal fue la exhibición que ofreció que las personas que asistieron bajaron a felicitarle.

No hubo record que se resistiera a su excelsa muñeca: El de más puntos en sus temporadas sophomore y junior (Oscar Robertson, 1962), después el de anotación en la historia de LSU (Bob Pettit, 1972), y posteriormente el de más puntos en dos temporadas NCAA seguidas (Elvin Hayes 2070).

Llegó su año senior, el último que podía disputar cómo universitario y sólo le quedaba una cosa por conseguir, alcanzar el título. La chistera seguía funcionando a pleno rendimiento, empezó el año con una media por encima de los 50 puntos. Actuaciones memorables que terminaban con Maravich saliendo a hombros cómo Curro de la Monumental.  Las estrategias para detener a Pistol rayaban lo impensable, desde flotarle como hizo Carnesseca, o incluso, como cuenta Javi Gancedo en un partido ante Loyola en el que su defensor le palpó el trasero todo el partido y hasta le dio un beso en el cuello. Desbordante ingenio, desde luego, el de los entrenadores rivales.

Fue frente a Ole Miss cuando Maravich supero el record anotador en la NCAA en poder de Oscar Robertson. Los asistentes saltaron en tromba a la cancha parando el partido que se reanudo más tarde. De nuevo el genio volvió a salir en hombros.

Sus últimos partidos fueron en el Garden, invitada LSU al NIT que se disputaba en Nueva York. Pistol condujo al LSU a la final, pero serían arrollados por Marquette. Un sueño roto.

La exitosa carrera del ilusionista más famoso de este deporte no se detuvo ahí, aunque eso será para más adelante. Para la eternidad sus récords de 3667 puntos en tres años en el equipo senior de LSU y sus 44.5 puntos de media. Todo aquello sin línea de 3 puntos, con ella advierten los estudios realizados, ya se sabe del afán de los americanos por estudiarlo todo, habría alcanzado los 57 puntos por partido. Pongan el calificativo que deseen ante semejante cifra. En LSU cuando se les acabaron los adjetivos, que fue bastante pronto, decidieron construir un pabellón con su nombre y en su honor: Pete Maravich Assembly Center. Otra gran virtud americana, no sólo lo estudian todo sino que les gusta hacer todo a lo grande. Pero lo más importante de aquellas cifras fue como las logró… Porque quizás todo aquello no fue más que una ilusión, porque aquellos números y aquella manera de jugar era irreal... Aunque claro, al fin y al cabo en eso consiste la magia, en conseguir que lo irreal se convierta en real.


                                




Pedro Ruiz                   Puedes seguirme en Twitter: @pedritoRiaza

viernes, 15 de noviembre de 2013

‘Pistol’ Pete Maravich: El ilusionista sin corazón (I)


                                           

Érase un niño a un balón pegado. Balón que cómo si fuera un yoyo subía y bajaba de la mano al suelo con una singular soltura. Bien valía cualquier lugar para desarrollar tan hechizante actividad: su casa, los distintos rincones del colegio en el que estudiaba, las calles de su ciudad natal, Alquippa – un suburbio industrial de Pennsylvania-. Cuentan incluso que lo practicaba en el cine bajo la nula aprobación del respetable. También relatan que ese mismo esférico servía de almohada para dormir sobre él. Nuestro joven protagonista, de nombre Peter Press y apellido Maravich, estaba unido a su balón, lo más parecido al Oliver Atón del baloncesto.

La afición al baloncesto del joven Maravich vino de su padre. Petar Press Maravich era una inmigrante serbio, que llegó a jugar en las extintas ligas NBL y BAA. Tuvo una carrera corta pero que le sirvió para meterse en el mundillo, lo suficiente como para acabar siendo entrenador profesional. Su carrera terminaría ligada a la carrera de su hijo. Al que le llevaría con mano de hierro a convertirse en uno de los más grandes de este deporte.

El pequeño Maravich sin sumar más de 7 primaveras era un perfecto virguero del esférico naranja. Se podría asegurar que aquel imán que embelesa a todos los amantes de este deporte, era una elongación más de su diminuto cuerpo. Pero no todo era botar el balón, pasársela por detrás de la espalda o conseguir hacer girar el balón en su dedo hasta sangrar por ello, una vez estuvo 50 minutos girando sobre sus pequeños y delgados dedos. Maravich también echaba horas, muchas horas, en el pequeño patio de detrás de su casa, tirando a canasta. Era una rutina para él, horas y horas en sesiones maratonianas que terminarían por desarrollar una de las mecánicas más letales de la historia.

La unión de Maravich junto al que era y sería su más fiel compañero, su balón, era ya completa. La imaginación del pequeño genio desbordaba a raudales junto a su inseparable amigo, botar la pelota a escasos milímetros del suelo arrodillado o pasar el esférico con una fuerza inusitada entre las piernas no eran más que parte de su instrucción. Pero había dos que se convirtieron en sus favoritas, y cómo si fueran la especialidad de la casa las realizaba de manera que ningún otro podría aproximarse si quiera a su habilidad.

El primero era el famoso H-O-R-S-E, al que desafiaba a su padre en el patio trasero de su modesta casa. El segundo, el Bullet Ricochet. No había cabriola que aunará plasticidad y riesgo cómo aquella. El gran Javi Gancedo, en su reportaje sobre nuestro protagonista para ACB explicaba que consistía en tirar el balón contra el suelo lo más fuerte posible e intentar recogerlo con una o dos manos cuando cayese, así como reflejaba su peligrosidad en palabras del mismo Maravich No creo que haya que insistir en lo mucho que duele esto si te das en la entrepierna, conocí a un chaval que intentó el Bullet Ricochet y acabó en el hospital'.

                        



Otra de las muchas anécdotas del pequeño Maravich, relataba como con apenas 1,55 y 40 kg retaba a concursos de tiro a los jugadores que entrenaba su padre en Clemson, que por supuesto, casi siempre ganaba. Con aquello obtenía un dinero que invertía para ir al cine, siempre con su inseparable amigo, el balón, y la butaca más cercana al pasillo para dar rienda suelta a sus impulsos con el esférico.

Convertido en un ilusionista del balón, cuya fantasía y creatividad superaba de largo su enclenque cuerpo, cosa que no suele ocurrir en muchas ocasiones en este deporte, le llevó a disputar sus primeros partidos. Sin edad aún para poder matricularse, el entrenador del Instituto San Daniel, Carolina del Sur, le puso cómo base titular. No fue un comienzo fácil, en su primer partido apenas pudo tocar la pelota ante sus fornidos compañeros y rivales que podrían despedazarlo sí se lo proponían. En el segundo fue capaz de anotar la canasta vencedora con su único tiro, ese movimiento en el que saca el balón de la cadera (por falta de fuerza en sus brazos) y que se asemejaba al del mismísimo John Wayne o Gary Cooper, y con el que se canjearía su mote de Pistol.

Nuestro joven protagonista dio el estirón, no sin antes, a petición paterna, pasarse colgado 10 minutos todos los días, del marco de la puerta. Ya con la edad y la altura de sus rivales, sumado a maratonianas horas de entrenamiento durante mañana, tarde y noche e incluso saltándose las clases que fueran necesarias. Maravich asombraría al mundo del baloncesto, con el mayor repertorio ofensivo que nunca desplegara un jugador sobre la faz de la tierra.

                  



Needham-Broughton High, ese fue el instituto que se convertiría en el centro mediático baloncestístico. Allí desarrollo todas sus habilidades, allí impresionó a todos los asistentes que día tras día asistían para verle jugar. Entre esos asistentes, por supuesto, estaba lo más granado de los ojeadores NCAA. Sus números astronómicos no eran sino una prolongación de lo que regalaba el joven mago, su habilidad y destreza ensombrecían en comparación a cualquier jugador, en cualquier liga de todo el mundo. Era dueño y señor del equipo desde los primeros partidos, un recital anotador tras otro. Pases increíbles, jugadas de ensueño, canastas imposibles… Se estaba gestando un jugador de tal calibre que pronto se convertiría en leyenda. A pesar de toda la magia que regaló día tras día Maravich, lo mejor estaba por llegar.

Pedro Ruiz                 puedes seguirme en Twitter: @pedritoRiaza

viernes, 18 de octubre de 2013

OLDEN POLYNICE, LA OTRA PARTE DEL TRADE


Hay momentos que se quedan grabados sobre todo en la infancia y muchas veces sin tener claros los motivos, eso me sucedió con un hecho sucedido el 22 de junio de 1987, fecha de celebración del Draft de la NBA de ese año, supongo que la causa de este recuerdo sea que ya era lector compulsivo de las revistas de baloncesto de la época (única manera, en aquel entonces, de estar en contacto con la mejor liga de baloncesto del planeta).
Draft destacado, entre varios factores, por su número 1, perla de la promoción David “Almirante” Robinson, que se esperaba de él lo que fue un pivot dominador durante más de una década, otros reseñables, como no, los All Star, el cumplidor Horace Grant, Mark “Delineante” Jackson, el extraordinario base Kevin Johnson, el malogrado escolta Celtic Reggie Lewis, unos de los tiradores más letales Reggie “Tiempo de un Killer” Miller, tirando más para lo nuestro estarían en el puesto 14, José “Piculín” Ortiz, en segunda ronda Rickie Winslow, en cuarta ronda Joe Arlauckas, en sexto orden de petición un escolta lituano llamado Marciulionis y en unos de los últimos puestos el pivot de la mítica Cibona de Zagreb, Franjo Arapovic. Centrándonos en el baloncesto patrio la elección en el puesto 113 dentro de quinta ronda de José Antonio Montero, supuso un hecho histórico al ser el segundo jugador español en ser seleccionado en el Draft (primero fue el inolvidable Fernando Martín), el entonces base del Joventut de Badalona seguía rompiendo barreras, jugador al que muchos consideran el primer base moderno de España, director de juego alto (1,93), buen defensor, correcto tirador, buen físico, creo que pudo dar algo más de sí debido a que poseía unas condiciones envidiables para el basket.
Como habrán deducido me he olvidado de un jugador estelar de este año, del mejor escudero de Jordan, Scottie Pippen que llegó a Bulls desde Sonics a cambio de Olden Polynice, intercambio que supuso uno de los robos más grandes del draft según los especialistas.
Olden Polynice y Scottie Pippen en la noche del draft.
                                      
Antes de desgranar la carrera del jugador de origen haitiano, quería dar una respuesta muy básica a este trade, los Sonics acababan de ser finalistas de la Conferencia Oeste cayendo 4-0 contra Lakers, antes habían acabado la temporada regular con record negativo y ganando en primera ronda a Mavs dando la campanada, Dallas había sido de los mejores equipos en Regular Season y eliminando a los vigentes subcampeones los Rockets en semis de conferencia, contaban en los puestos titulares de escolta y alero con Dale Ellis, un excelso tirador que tenía 26 años y Xavier “Mister X” McDaniel un tres rocoso, anotador y buen reboteador de 23 años y elegirían en este mismo Draft de 1987 a Derrick McKey un tres y medio fino estilista al que las lesiones le lastraron parte de su potencial, con estos precedentes normal que buscasen reforzar la posición de center que era la más inestable del quinteto del equipo ocupada por Alton Lister (veterano de la guerra de Vietnam que jugó hasta los 39 años) y Clemon Johnson, jugadores correctos sin más. ¿Que podían haberse quedado con Scottie antes que con Derrick? A toro pasado pues sí, pero el historial universitario (Universidad de Alabama) de McKey era bastante mejor que el de Pippen, la elección de Scottie, que provenía de una pequeña universidad, fue en parte un tiro al aire que salió excelentemente bien a Chicago.
Una vez soltada esta parrafada, enfoquemos el artículo al protagonista Olden Polynice nacido el 21 de noviembre de 1964 en Puerto Principe, Haití, llegando del Caribe al basket USA como tantos jugadores, sobre todo interiores, la etapa de High School la desarrolló en All Hallows en el Bronx, para ir posteriormente a la Universidad de Virginia, con cierto prestigio en la NCAA, periodo que terminó en 1986, en ese verano emigró a Italia, concretamente a Rimini para jugar un año al lado de Jeff Lamp, dato que desconocía y que leí en un gran post sobre el exjugador del Oximesa Granada realizado por @cobinho8 dentro del blog Leyendas Perdidas, terminada esa temporada volvió a Estados Unidos y fue elegido en el puesto 8 del Draft, después de que sus derechos profesionales pertenecieran a Nuggets, Knicks, Bulls y definitivamente a Sonics.
Olden Polynice en Universidad de Virginia
                                     
En su primera temporada como profesional el rol del bueno de Olden sería el de suplente del pivot titular, en este caso Alton Lister, con promedios de 4 puntos y 4 rebotes en 13 minutos, buenos números para un suplente pero no sé si tan buenos para un número 8 del Draft, rol que no cambiaría en las dos siguientes temporadas (88-89 y 89-90) con unas medias parecidas, siendo en la 89-90 el suplente de un gran reboteador ochentero Michael Cage, este año la explosión de un ala-pivot llegado directamente del Instituto le cerraría las puertas definitivas del roster, hablo del gran Shawn Kemp.
En la temporada 90-91 cuando estaba jugando más que nunca en Seattle, unos 20 minutos y haciendo unos correctos 8 puntos y 6 rebotes, fue traspasado a Clippers por Benoit Benjamin que venía para ser el center titular. En Los Angeles entró en el quinteto inicial desde el principio haciendo unos estelares 12 puntos y 9 rebotes en 36 minutos, Olden podía dar más de sí que lo mostrado en Sonics pero en un equipo perdedor en esta temporada. Al año siguiente el haitiano es titular en un equipo con Doc Rivers, Ron Harper (que antes de ser fontanero era un anotador voraz), Danny Manning que hacen que la franquicia se clasifique para playoff después de 16 años cuando el equipo estaba en Buffalo y se apellidaba Braves, la verdad es que en la postemporada nuestro protagonista fue el cuarto jugador interior de la rotación detrás de Manning, Charles Smith y el veterano James “Buddha” Edwards, preludio de lo que iba a pasar en este periodo estival, traspaso a Pistons por los derechos de Don Mclean y William Bedford (estos jugadores acabarían llevando a Clippers a John “Gordo” Williams).
Otis Thorpe frente a Olden Polynice en Clippers
En Detroit el papel de Olden sería como pivot suplente de un veterano Bill Laimbeer en unos caducos Pistons que no se clasificarían para playoff, en la temporada siguiente Polynice empezó de titular promediando unos magníficos 13 puntos y 12 rebotes en 36 minutos, minutaje y números de indiscutible, pero el 20 de febrero de 1994 fue mandado a Sacramento por Pete Chilcutt, ala-pivot blanco que años después acabaría siendo campeón de la NBA con Houston Rockets. De nuevo Olden a coger las maletas ahora a unos de los equipos más perdedores de la Liga.


Olden Polynice en su etapa en Detroit
                                   
En la capital del estado de California, Polynice encontraría al fin su lugar bajo el sol con casi 30 años, en las cuatro temporadas y media que perteneció a la disciplina de los King jugaría su mejor baloncesto nunca bajando de 11 puntos y 9 rebotes, ayudando a conseguir un hito histórico en una franquicia loser, volver a playoff una década después, un equipo que comandaba uno de los mejores escolta de los 90 el gran Mitch Richmond, jugador que había salido de Warriors por el que precisamente en esa época era su compañero Billy Owens (como reseñe en un post de este blog insertar enlace ), Mitch era la estrella y la metralleta máxima, a los mandos del equipo estaba un menudo base que años mas tarde dominaría en Europa, Ty Edney, un jovencísimo Brian Grant y un clásico lituano de la misma promoción que el haitiano, Sarunas Marciulionis. La siguiente temporada nada cambiaría en el papel a desempeñar de Polynice, número habituales y derrotas tras derrota, en la temporada 97-98 con 33 años a las costillas ya perdería sitio en el quinteto inicial a favor de Michael Stewart y un veteranazo de lujo Otis Thorpe.

Polynice en Seattle Supersonics intentando taponar a James Worthy.
                  
Verano de 1998, el verano del cierre patronal, Olden acaba contrato con los Kings y diez antes de que se iniciará la temporada, con el nuevo convenio aceptado, firma como agente libre con su primer equipo los Sonics, esta vez con vitola de titular, el equipo del estado de Washington estaba en plena era post George Karl, había salido del equipo Kemp rumbo a Cavs y había llegado un gran ala-pivot desde los Bucks, Vin Baker que en la ciudad lluviosa entró en una crisis personal que le llevaría a ser una sombra del jugador que era, temporada correcta de Polynice y otra vez a coger las maletas, esta ocasión rumbo a la localidad del Lago Salado.
Estos Jazz, no eran el poderoso equipo que había disputado dos finales un años antes, pero serían siendo un conjunto serio, no se podía esperar menos con Sloan al mando, aunque ya con sus dos estrellas en la cuesta debajo de sus carreras, en Utah con 35 años quitaría lucharía por un puesto con Greg Ostertag, pelea que ganó (algo no muy difícil, por el carácter de Robocop), sería de la partida en casi todos los encuentros y haría a esta provecta edad algo que no había conseguido en 12 temporadas, ser habitual en playoff. En Salt Lake City este delgado jugador casi pondría colofón a su extensa andadura profesional que sería definitivo tres años después con una presencia testimonial en Clippers, otro exequipo.
Olden Polynice en su etapa en Sacramento.
                               
En definitiva este humilde post es para recordar a un correcto y aseado jugador que se vio envuelto en unos de los traspasos más comentados de la historia, que como dije antes, es probable que no fuese un número 8 de los drafts de los ochenta pero que cumplió en todos los lugares por donde pasó, desde la Española a la mejor Liga de Baloncesto del planeta.
P.D.: Recientemente se han cumplido cuatro años de la desaparición de un gran narrador basketero y que nos volvió a enganchar a la NBA a toda una generación, cada vez que pensamos o utilizamos unos de sus geniales motes o sobrenombres le realizamos un merecidísimo homenaje. Siempre grande, Andrés Montes.

Autor: @Andrs13















viernes, 6 de septiembre de 2013

UN TITANIC CONTRA UN ICEBERG

                                                     
En este artículo de reestreno en Unidos por el Basket, todo con el permiso del insigne manchego, cada vez más murciano, Jesús Morales (@jesus8233), me propongo llevarles geográficamente al estado de Oregón y su ciudad más importante, que no su capital que es Salem (esa sana costumbre americana decimonónica de nombrar la capital a otra ciudad que no fuera la más populosa de estado para evitar la corrupción), Portland, el enclave temporal sería el final de milenio, concretamente la temporada 99-00 y protagonistas absolutos de este viaje los Trail Blazers.
El roster del equipo durante este año fue unos de los mejores de la historia de la NBA, a su ya potente plantilla, venían de ser subcampeones de conferencia Oeste siendo duramente derrotados por los Spurs, se añadieron por orden cronológico de llegada Steve Smith, Detlef Schrempf y su gran fichaje vía Houston, Scottie Pippen, que dando el plantel de la siguiente manera:
Bases: Damon Stoudemire, base eléctrico, bajito y anotador que pensaba más en él que en el equipo, ídolo de la ciudad algo que peso en repescarle de Cánada; Greg Anthony, segundo base, jugador defensivo un corte que se puso muy de moda en esos años, un jugador limitado que hacía todo lo que mandaba el técnico, esta posición en el campo quizás sería el gran lunar del equipo durante la temporada.

                             
Escoltas y Aleros: Los puestos de 2 y 3 eran los puestos con más calidad del equipo, los titulares Steve Smith, jugador de seda, muy completo que hacía todo bien y una debilidad del que suscribe (al cual dediqué gran parte de un post en este mismo blog) y como alero titular estaba la antes citada adquisición estelar, el mejor meritorio de la Historia, el Robin del gran Air Jordan, el perfecto escudero, rebote, defensa, dirección y anotación, como diría Montes, Scooooootie. Siendo esta pareja estelar no se puede obviar la suplente, un incipiente Bonzie Wells que reclamaba minutos y un veterano Detlef Schrempf curtido en más batallas que también actuaba en ocasiones de falso 4, que puedo decir del alemán, que es unos de los mejores jugadores europeos de los últimos 30 años.

                                 
Ala-Pivots: En esta posición como diría un castizo, canela en rama, el titular era Rasheed Wallace, uno de los mejores 4 de esa generación de los Garnett, Duncan, además un jugador que se crecía ante grandes rivales y como dijo en una ocasión Duncan de los que mejor le había defendido, Sheed un jugador de raza y carácter quizás demasiado (ahí sigue su record de técnicas) que tocaría el cielo cuatro años después en Detroit. El sustituto en cancha de Wallace, era un tal Brian Grant, lucha, brega, rebote, defensa todo esto no exento de ser un correcto anotador, un tipo de jugador imprescindible en todos los equipos, que engancharía un super contrato en Miami de la mano de Pat Riley, reseñar que Brian durante algunos minutos formaría la pareja interior con el ex de North Carolina, en esta posición también jugó el amigo Pippen, para cubrir la cuota de minutos necesaria para toda superestrella, desplazado del alero por el gran rendimiento de “Alcatraz” Wells.

                              
Pivots: El titular era un mito, un grande, el rascacielos más alto de la ciudad, señores en pie con ustedes el gran Arvydas Sabonis “Sabas” para mí el mejor pivot de Europa que haya visto, tiro, intimidación y magia desde el poste alto y medio, inolvidable Sabas para los madridistas porque nos dio la última Copa de Europa en nuestras últimamente paupérrimas vitrinas. El suplente del lituano era un joven llegado del sur de Estados Unidos directamente desde el instituto llamado Jermaine O’Neal, que sería protagonista de una curioso capítulo que más adelante desvelaré, contaba con sólo 21 años y apuntaba lo que luego sería un pivot dominador durante años en la Liga.

                                    
En el puesto 11 de la plantilla estaban Stacey Augmon, que había entrado en el megatraspaso con Houston por Pippen, pero sería cortado por la franquicia texana y recuperado por los Blazers, que aportaba defensa en momentos puntuales y en el 12 un base veterano Gary Grant cuyos mejores años los había dado en Clippers, todo este arsenal se puso en manos de Mike Dunleavy, un técnico que había tenido una buena campaña de debut en Lakers, perdió las Finales contra Bulls, ajusticiando en Final de Conferencia a los Blazers, curiosamente, otras con más pena que gloria en Bucks y que dos años antes arribó en Blazers.

                             
Una vez hechas las presentaciones, ¿Cómo fue la temporada regular? Lo previsible con este plantillón, a modo de resumen, el primer mes 14 victorias y 3 derrotas, la marca en el parón del All Star era de 38-11 y al final de la regular season 59-23, consiguiendo el segundo mejor record de la existencia de la franquicia, sólo superados por los legendarios Blazers 90-91 con una marca de 63-19, como pueden comprobar se movieron siempre por encima del 70% de victorias, terminando segundos de la Liga en record por detrás de Lakers que acabaron con un estratosférico 67-15, pero ahora empezaba lo mollar del tema los Playoffs.
En primera ronda a 5 partidos les tocó en suerte Minnesota Timberwolves, un equipo correoso y con talento, formado por Garnett, Terrell Brandon, el malogrado Malik Sealy, Wally Szczerbiak, Joe Smith y ya estaba por allí Nesterovic, dirigidos por Flip Saunders, los Blazers se impondrían al final por 3-1, pero con partidos a cara de perro y tanteos bajos.
En semifinales de Conferencia, se preveía un choque de trenes entre los del Estado de Oregon y los Jazz de Utah, el doble finalista de NBA apenas dos años antes que conservaba intacto el esqueleto de equipo que los llevó al subcampeonato, esqueleto compuesto por Karl Malone, John Stockton, Jeff Hornacek, Bryon Rusell, Greg Ostertag y Bryon Rusell, cuya alta más destacable en el equipo era la del veteranísimo pivot Olden Polynice (a modo de curiosidad, el haitiano Polynice fue el jugador que en el draft de 1987 los Bulls mandaron a Sonics para conseguir los derechos de Pippen), lo que se intuía que podía ser una gran serie acabó con un claro 4-1 a favor de Portland, ganando la mayoría de los encuentros con amplias ventajas, una vez superado este escollo, los Blazers miraban con el cuchillo entre los dientes hacia California.
La excepcional final de Conferencia Oeste, que muchos consideraban que era la final real y que de ahí saldría el campeón de la NBA, empezó un 20 de mayo de 2000 en el Staples Center y se impusieron los Lakers por 109-94 con 41 puntos, 11 rebotes y 7 asistencia de Shaq, en Portland cabe destacar a un regular Pippen y a un productivo Wells desde el banquillo, en el segundo partido los Blazers apabullaron a Los Angeles con una gran actuación de Sheed, Smith y Pippen, el tercero fue para Lakers por un ajustado 93-91, el cuarto encuentro cayó también del bando californiano con un excelente tercer cuarto, con destacable contribución Rice y Harper ayudando a Shaq y Kobe, cuando en el ecuador de la serie se podía pronosticar un desenlace rápido, los dos siguientes partidos fueron para Portland con una aportación muy coral, quizás destacando Steve Smith en el sexto.

                                     

Todo quedaba pendiente para un dramático séptimo partido a disputar en Los Angeles, encuentro que llegó a su descanso con un tanteo de 39-42 y en el que en un tercer cuarto excelente de los Blazers comandados por Wallace llegaron al final del tercer periodo con una admirable renta de 13 puntos, el último cuarto de este partido creo que ya ha sido bastante contado, llegando a tener Portland 16 puntos de ventaja y cuando los Lakers reducían distancias, la única arma que se le ocurrió a Dunleavy de parar la sangría fue sacar a Jermaine para que hiciera faltas a Shaquille O’Neal, el archifamoso Hack a Shaq, buscar que fallase los tiros libres, coger el rebote y anular el ataque angelino. Desenlace final: Ridículo de Portland, victoria para Lakers que pasarían a las Finales contra Pacers consiguiendo el primer anillo del histórico three-peat 2000-2002 en el cual vimos la mejor versión de Twister.

A continuación se pueden ver los últimos minutos del 7º y último encuentro, que concluyó con el resultado de 84-89 para LA.





¿Cuáles fueron los problemas para que este gran roster no alcanzara la gloria? A mi modesto entender fueron cuatro, primero, chocarse con un equipo de leyenda como aquellos Lakers (algo que también pueden atestiguar los bellos Kings de Adelman), en segundo lugar, los más normal cuando juntas tanto talento en un vestuario, que el talento vaya acompañado de ego y eso es muy difícil de gestionar, el tercer problema, los bases, como he citado anteriormente los playmakers eran de todo menos constructores, uno pensaba en sí mismo y luego en los demás y otro excesivamente limitado en ataque, en último lugar y quizás el problema mayor, el entrenador, creo que Mike Dunleavy no estaba capacitado para llevar las riendas de este plantel con tanto talento y variedad, pero este error puede ser compartido con el General Manager y el dueño del equipo que deben controlar en manos de quién deja el gran patrimonio de la franquicia, de ahí el título un Titanic luchando contra un Iceberg cuya punta tenía nombres y apellidos, Shaquille Rashaun O'Neal y Philip Douglas Jackson.
Este ha sido el fin del viaje por la costa Oeste de los Estados Unidos, que espero les haya resultado tan ameno como a mí escribirlo y recuerden, la vida puede ser maravillosa y con baloncesto hay más posibilidades de que lo sea. 
Andrés Jiménez Núñez.
@Andrs13