Cuando
parece que en las series
finales ACB
la percepción del arbitraje
vuelve a un plano más normal, una situación que se ha venido
repitiendo desde el primer partido no ha empezado a llamar la
atención hasta bien entrado el tercero. Una línea vuelve a alentar
el debate en torno al universo del silbato, esta vez es una
linea blanca.
No una linea de ropa que define el color de uno de los dos
contendientes, no sean malpensados, para mal pensar me basto y me
sobro. Me refiero a la
línea que se sitúa a 4'60 metros del aro,
la linea de tiro libre, esa de la cual el nuevo jugador griego del
Barcelona Dimitris
Mavrokefalidis
hace uso a su libre albedrío.
Que
no solo la pisa sino que mete la bota un metro dentro de la zona cada
vez que lanza un tiro libre ha escapado a los ojos de todo el mundo
hasta que Pérez
Pérez
tuvo a bien advertirle de dicha circunstancia en el partido de
anoche, el tercero. Que el espectador no haya caído en ese detalle
sin la ayuda de las imágenes de un árbitro advirtiendo a un jugador
de que puede estar cometiendo violación al reglamento, carece de
importancia. Son detalles que no siempre vemos aunque, a veces, para
según qué ojos, esos detalles no pasan inadvertidos.
Llegados
a este punto creo conveniente explicar
un poco la regla.
Hay un jugador
situado detrás de la linea de tiro libre que es el lanzador.
Ese jugador debe permanecer detrás de la linea, sin pisar ni mucho
menos invadir la zona, hasta que el balón que él mismo ha lanzado
toque el aro. No es lo mismo para los jugadores
que aguardan el rebote
en el pasillo de tiros libres. Ellos pueden invadir la zona una vez
el balón ha abandonado la mano del tirador.
Lo
más llamativo para el gran público ha sido que un
árbitro se de cuenta de la circunstancia y
no solo no
sancione la jugada,
sino que advierta al infractor de no volver a cometerla. Para mí,
no. Yo lo veo de otra manera. Me resulta tan difícil creer que
ninguno de sus dos compañeros de ayer, ni los otros seis que han
arbitrado estas series hasta la fecha lo hayan visto. Es más, de tan
difícil, me resulta increíble. Es decir, que no me lo creo. Ocho
árbitros ciegos y uno que viendo bien no hace lo que tiene que
hacer... Ni de lejos. Yo voy más allá.
Se
habla de criterio arbitral. Tiempo atrás ya dije la mía. Todo
Director Técnico Arbitral es como un Ministro de Justicia.
Las leyes
están ahí, escritas y articuladas en papel. El reglamento
FIBA
también. Es misión del máximo responsable técnico establecer un
criterio
de interpretación
lo más uniforme posible para trazar el camino que una y no separe la
literalidad
del Código
con su espiritualidad,
dejando a cada Juez la interpretación final del suceso y
sancionarlo,
si corresponde, conforme
a Derecho.
Tengo la sensación de que en la situación concreta que nos ocupa
los árbitros, como con los pasos de principio de temporada, no
terminan de compartir ese criterio. Viene a ser lo mismo que los
pasos de los jugadores de la selección de los Estados Unidos cuando
juegan contra España, no se pitan por consigna. Pérez Pérez a
punto estuvo de saltárselo. Literalidad que protege contra
espiritualidad que no lo hace. La linea de tiro libre, la delgada
linea blanca, no está recibiendo la protección que merece por parte
del encargado de hacerlo.
Autor: Quique Chust
@quiquechust